20.2.10


Te siento en cada suspiro, en la apertura de la más mágica corola, en el rayo que ilumina el rey.. Veo tu sonrisa en cada momento de rodillas, en cada solución, en cada palabra amistosa.. Oigo tu ternura en cada silencio, en cada reflexión, en cada sentimiento.. Te siento Abandonado más dulce y sereno que nunca, pero por sobre todo te siento real... y pruebo, pruebo tu existencia a pesar de ser la más alta perfección, porque respiro tu amor, porque aún estando sola te siento al lado mío...
Porque mi vida parece tu más perfecta canción .

La idea principal es dejar de lado la voluntad propia para abrirse a lo infinito.


Y que no se crea que es fácil.

8.2.10

Cuando logramos observar de frente una encrucijada, miramos dos puertas. La ancha, la de las cosas fáciles, la que toma la mayoría, la mejor pintada, la de marco más débil.. y la estrecha.
Al principio (siendo sinceros) ni siquiera la consideramos. ¿Quién miraría dos veces esa puertucha que tantos años parece tener, tan gastada y poco atractiva? Pero antes de cruzar la otra, decidimos mirar hacia los caminos no tomados... nos toma un sólo segundo sentir que quizás deberíamos envalentonarnos y tomar la otra...
Cuando logramos discernir y comenzar a convencernos de que la puerta estrecha es la correcta, es el instante en el que advertimos que si es estrecha es que es difícil cruzarla. Que si no la toma la mayoría, es que es difícil cruzarla. ¿Cómo ir por el camino correcto? Estrujando cuerpo, (tripa y corazón).. y hasta alma. Dejando atrás de a poco lo prescindible, hasta deshacernos incluso de lo más difícil: nosotros mismos. Vaciándonos de aún nuestros mejores deseos para poder alcanzar nuestra pequeña infinidad. Para llegar a la luz cegadora.



Lo que nos espera es la perfección. La puerta estrecha es el dolor.